martes, 7 de febrero de 2012

LAS ARENAS

Cuando uno crece junto a las tapias del cementerio
se vuelven habituales el negro y las lágrimas
es normal que te piquen los ojos los gallos
y que las espinas duerman a pierna suelta en marzo,
dentro del gozo:
Concha y los almendros vestidos de blanco
el temblor de los aljibes
el tiritar del mármol aniquilado de atardeceres
el olor agrio de la vaquería
el latón herido en las manos del Cano
la sal que dilata el puerto de los lobos
las abejas que liban dolor y ternura en las horas
esperanzadas, los arados cadáveres,
el suspirar pausado de las bestias y las hadas.

Cuando uno crece se derrumban las tapias de los cementerios.

2 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Para recibirnos.

J dijo...

Triste bienvenida, el tiempo se nos acaba. Besos María Jesús