lunes, 16 de enero de 2012

 La casualidad de la lluvia me ha traído dos taxis
con su bandera verde
y su inmaculado blanco.
Tres palomas en la farola blanca negra blanca, banderolas entre nubes.
Sol radiante y pies fríos.
La casualidad de la lluvia del color de los abismos
acostumbrado a la ceguera
sol y sombra ciegan.
Mensajeras, pienso, al reflejo de sus alas en los cristales ceniza.
Allá van, al patio vacío del parvulario cantando su canción
para los días raros.

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